La bahía
Título: La bahía, estábamos pensando en una acción nuclear
Descripción general: La Central Electronuclear de Juraguá (CEN) fue el proyecto industrial más ambicioso de la Revolución cubana. Su construcción representaba la consolidación del sueño atómico y socialista en la isla, no obstante las obras se detuvieron en 1992 y nunca se retomaron.
Paralelo a la central, en los años ochenta del siglo pasado, se comenzó la edificación de la Ciudad Nuclear. Una suerte de urbe idílica donde vivirían los trabajadores de la planta. Sin embargo, también quedó inconclusa. Con el tiempo, ambos proyectos fueron cubiertos por el abandono y el silencio.
Se afirma que hoy cerca de diez mil personas viven en la Ciudad Nuclear y sus alrededores. Para algunos, es solo un lugar de paso. Para otros, especialmente las nuevas generaciones, es crecer en un pueblo fantasma. La zona enfrenta múltiples problemas sociales: despoblamiento, machismo, violencia de género, así como servicios limitados y una crisis económica severa. A todo ello se suma la incertidumbre. En 2015, el gobierno cubano anunció la posible construcción de un confinatorio de desechos peligrosos en las antiguas instalaciones de la CEN; sin embargo, desde entonces los habitantes han recibido poca información al respecto.
Este ha sido nuestro escenario.
La bahía, estábamos pensando en una acción nuclear (2018-) es una red de vínculos que se inscribe dentro de una estética de laboratorio. Propone la activación y exhibición de momentos, objetos y gestos donde personas y lugares convergen en un hecho más amplio, redefiniendo el espacio creativo no como una obra, sino como el acto de compartir una experiencia. No existen “resultados” finales, solo interrogantes presentadas en diversos formatos: audiovisual, intervenciones site-specific, libros, performances, conciertos, recitales de poesía, entre otros.
La intención ha sido reflexionar sobre la vida en la zona, su presente, su futuro, así como las posibles repercusiones (medioambientales, sociales…) de la construcción del confinatorio. Todo ello evitando la exhibición o la espectacularización de la comunidad.
Es un gesto, un movimiento, una aproximación personal, utópica como el propio proyecto industrial que dio origen a todo. Es un pretexto, el menos contingente que se pueda imaginar, para reflexionar, también, sobre otra Cuba del futuro. Todo es cuestionable, transformable, y existe únicamente un recuento regresivo. No se trata de cuánto somos capaces de construir como obra en el tiempo, sino de cuánto somos capaces de deconstruir a través de la experiencia.
La bahía, estábamos pensando en una acción nuclear es una invitación a habitar la incertidumbre poética y cantar en voz alta: “No quiero que más nadie me hable de amor, ya me cansé…”.
Bienvenidos.